Estos son los momentos en los cuales me siento frustrado,
decepcionado de mí mismo, abatido, y con ganas de no hacer más nada de nada, y
que se vaya todo a la mierda.
Me molesta mucho perder, es algo que nunca va a cambiar. Parece
que, aunque me esforcé y me siga esforzando todos los putos entrenamientos, no
voy a poder. El cuerpo no me da más. Me duele todo: rodillas, tobillos, codo.
Pero más me duele el alma.
No quiero más nada, quiero bajar los brazos. Fracasé, tengo que
aceptarlo. Me cuesta muchísimo, no me entra en la cabeza. Pero parece que es
así. Tengo ganas de no enojarme más, de no estar más triste, de no sufrir nada
más. Y eso va a suceder el día que deje todo. El día que las cosas dejen de
importarme.
Me hace falta algo; algo que todavía no encuentro, no
descubro. Pero así, estoy incompleto. Así, no está bueno. Tengo fría el alma. Ya no me voy a esforzar
más: evidentemente, esforzarse es al pedo. Que sea como sea. Total..
``Vengo apostando, todo lo que tengo a un caballo que nunca gana. Voy a tener que dejar este juego, o cambiar de caballo mañana´´.
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