Y de un instante a otro, casi sin querer, un recuerdo
invadió mi mente: las noches más lindas de mis años, las risas, la alegría, su
cuerpo, su piel, su olor. Sus besos. Su mirada.
Tomé el celular y la tentación se presentó ante mí, como la
manzana ante Adán: ``Quiero que vengas a mi casa una de estas noches. Creo que
la podríamos pasar genial´´. No. Adán cedió y perdió su paraíso. Borrar mensaje…
Ya no puedo ni quiero pedirte nada. Me diste demasiado:
felicidad pura, y amor. Ahora te toca pedirme a vos.
Mientras tanto, esas noches que hoy siento tan lejanas,
llenan de melancolía mis madrugadas. Pero una sonrisa se me dibuja en el rostro
con tan sólo cerrar los ojos, y pensarte. Una vez más.
(Ayer no seguí mis
impulsos, mis deseos, mi corazonada, y todo salió bien. Hoy seguí mis impulsos,
mis deseos, mis corazonadas, y todo salió mal. Nota mental: no sigás más a nada
ni a nadie)
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