Me metieron el dedo en el orto, me pincharon. O me caigo y
dejo todo, o despego, salto bien alto y hago que se arrepientan.
No es justo eh, no es justo. ¿pero importa eso? No, importa
que pasó, y listo.
Me voy a romper el culo, voy a dejar todo más que nunca. Voy
a llegar primero y me voy a quedar hasta que me apaguen la luz. Voy a correr
como nunca. En un mes voy a volar, y le voy a decir ``¿te acordás lo que
hiciste cuando jugábamos contra los de Varela? Admití que te equivocaste´´. Y Me
van a tener que decir que sí, tenías razón. Bardeamos.
No me acuerdo cuanto hacía que no me enojaba tanto. Menos
que menos, cuanto hacía que no se me caía una lágrima de impotencia, de bronca,
de ganas de mandar a todos a la concha de su madre.
Pero todo tiene que servir para aprender, y para ser mejor
persona. Nunca en mis 22 años de vida me había tocado pasar por esto, y no
tenía idea de lo feo que era. Cuando me toque volver, habrá que apoyar de
verdad al compañero que queda afuera, no hay que olvidarse nunca de cuando nos
tocó estar abajo, por más que estemos en la cima de la montaña.
Volveré y seré millones.
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