Mucho se habla y mucho se busca esa famosa paz propia, esa
paz que nace del alma, más conocida como paz interior.
Muchas veces nos quejamos de las circunstancias externas, de
los problemas que nos rodean, y afirmamos que es por ellos que no conseguimos esa ansiada paz. No nos comamos
el tocuen.
Podés tener mil quilombos, podés estar atravesando una
situación difícil, muy jodida. Pero si vos estás contento con tu manera de
actuar, si vos estas conforme con tu comportamiento, no tengas dudas: cuando te
acuestes a dormir, vas a descansar plácidamente y con la conciencia tranquila.
Los problemas van a existir, siempre van a existir. Pero si vos hacés las cosas
bien, podés estar tranquilo, en paz con vos mismo.
Dejemos de decir que no encontramos la tranquilidad
necesaria por las cosas feas de la vida. La paz está en vos, no en la solución
de los problemas. Alejate, pensá, pensá mucho. Definí como actuar. Una vez que
sepas eso, llevalo a cabo a la perfección. Ahí, en ese momento, vas a estar
tranquilo con vos mismo, sabiendo que hiciste todo lo que tenías que hacer. Y
te aseguro que los problemas se van a ir solos, justo en ese momento.
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