Aprender a disfrutar de esos momentos en los cuales sentís que volás, que estás en las nubes o el paraíso. Aprender a ganártelos, para que esas sensaciones sean cada vez más y más frecuentes.
Y mientras tanto, disfrutar, relajarse, reírse.
El esfuerzo cansa, agota, desgasta. Pero sus frutos son riquísimos, y vale la pena intentarlo.
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