31 mar 2013



``Si me caí, es por que estaba caminando. Y caminar vale la pena, aunque te caigas´´. No está mal caerse, tropezarse.  Uno se golpea y se lastima. Probablemente sufra, se sienta mal. Pero mientras sirva para aprender, caerse es necesario.
Vale la aclaración. Si te caés una vez, bueno, perfecto. Si te caés dos, puede ser que la piedra que te hace tropezar sea muy inteligente. Ahora, si te caés tres, evidentemente sos un pelotudo. Entonces, agarrá la piedra y tirala a la mierda, lejos del alcance de tus pies. Sino, vas a seguir cayendo y cayendo, y los golpes duelen.
Antes, se me daba por enojarme. Me calentaba mucho, golpeaba cosas, trataba mal a los que yo consideraba responsables. De a poco, y por suerte, perdí ese vicio. Simplemente, me alejo lo suficiente como para ver las cosas desde otra perspectiva, desde otro punto de vista. Me alejo y miro, observo. Pienso mucho, mucho. Trato de recordar cada frase, cada promesa, cada palabra. Y en casos como estos, me decepciono. Ya no sirve enojarse, no lo vale.
 Estar enojado es feo. No es un sentimiento lindo. Tampoco lo es el rencor, el despecho, el odio. Yo no quiero que ninguno de esos se apoderen de mi cabeza, no lo voy a permitir. Aparte, ¿por qué yo tendría que sentir algo feo? Por suerte, cuando me acuesto a dormir lo puedo hacer orgulloso de mí mismo, por que yo acompañé a cada una de mis palabras con actos. Me equivoqué muchísimas veces, pero realmente me esforcé por cambiar, por mejorar, por ser completo. Y me la jugué todos los días, todos, en los últimos meses.
Seamos sinceros. Con garantías, cualquiera se la juega. Me imagino que debe ser fácil, por ejemplo, ir a entrenar todos los días sabiendo que el sábado jugás de titular. Claro, así también yo voy y corro todos los entrenamientos. Mucho más loable es ir, romperse el orto todas las tardes, sin tener la certeza de que va a pasar el fin de semana. Capaz te toca jugar, capaz lo mirás desde afuera. Podés terminar contento o triste, pero orgulloso, por que te la jugaste por lo que sentías. Te juro que hay que tener huevos para ir al frente sin garantías.
¿Arrepentirme? Naa, yo volvería a hacer lo mismo. ¿cómo voy a cambiar mi manera de actuar? Esa manera es la que me regaló momentos increíbles, maravillosos, únicos. Cada uno tiene que hacerse cargo de lo que hace, pero si fuiste fiel con vos mismo, no te arrepientas. Eso si, ponele el pecho, por que se viene una brava ahora. Todo acto trae consecuencia, y actos malos traen consecuencias malas. Así que ahora a hacerse cargo muchachos, elijan un personaje nuevo que barajamos y damos de nuevo. Espero que esta vez no me toque el papel del pelotudo, ese ya me aburrió.
Res, non verba.  Basta de humo, por favor. Estoy empezando a asfixiarme.

30 mar 2013

 Mil grullas   Naomi Watanabe y Toshiro Ueda creían que el mundo era nuevo. Como todos los chicos.
Porque ellos eran nuevos en el mundo. Tambíen, como todos los chicos. Pero el mundo era ya muy viejo entonces, en el año 1945, y otra vez estaba en guerra. Naomi y Toshiro no entendían muy bien qué era lo que estaba pasando.
Desde que ambos recordaban, sus pequeñas vidas en la ciudad japonesa de Hiroshima se habían desarrollado del mismo modo: en un clima de sobresaltos, entre adultos callados y tristes, compartiendo con ellos los escasos granos de arroz que flotaban en la sopa diaria y el miedo que apretaba las reuniones familiares de cada anochecer en torno a la noticia de la radio, que hablaban de luchas y muerte por todas partes.
Sin embargo, creían que el mundo era nuevo y esperaban ansiosos cada día para descubrirlo.
¡Ah... y también se estaban descubriendo uno al otro!
Se contemplaban de reojo durante la caminata hacia la escuela, cuando suponían que sus miradas levantaban murallas y nadie más que ellos podían transitar ese imaginario senderito de ojos a ojos.
Apenas si habían intercambiado algunas frases. El afecto de los dos no buscaba las palabras. Estaban tan acostumbrados al silencio...
Pero Naomi sabía que quería a ese muchachito delgado, que más de una vez se quedaba sin almorzar por darle a ella la ración de batatas que había traído de su casa.
-No tengo hambre —le mentía Toshiro, cuando veía que la niña apenas si tenía dos o tres galletitas para pasar el mediodía—. Te dejo mi vianda —y se iba a corretear con sus compañeros hasta la hora de regreso a las aulas, para que Naomi no tuviera vergüenza de devorar la ración.
Naomi... Poblaba el corazón de Toshiro. Se le anudaba en los sueños con sus largas trenzas negras. Le hacía tener ganas de crecer de golpe para poder casarse con ella. Pero ese futuro quedaba tan lejos aún...
El futuro inmediato de aquella primavera de 1945 fue el verano, que llegó puntualmente el 21 de junio y anunció las vacaciones escolares.
Y con la misma intensidad con que otras veces habían esperado sus soleadas mañanas, ese año los ensombreció a los dos: ni Naomi ni Toshiro deseaban que empezara. Su comienzo significaba que tendrían que dejar de verse durante un mes y medio inacabable.
A pesar de que sus casas no quedaban demasiado lejos una de la otra, sus familias no se conocían. Ni siquiera tenían entonces la posibilidad de encontrarse en alguna visita. Había que esperar pacientemente la reanudación de las clases.
Acabó junio, y Toshiro arrancó contento la hoja del almanaque...
Se fue julio, y Naomi arrancó contenta la hoja del almanaque...
Y aunque no lo supieran: ¡Por fin llegó agosto! —pensaron los dos al mismo tiempo.
Miyashima: pequeña isla situada en las proximidades de la ciudad de Hiroshima
Fue justamente el primero de ese mes cuando Toshiro viajó, junto a sus padres, hacia la aldea de Miyashima. Iban a pasar una semana. Allí vivían los abuelos, dos ceramistas que veían apilarse vasijas en todos los rincones de su local.
Ya no vendían nada. No obstante, sus manos viejas seguían modelando la arcilla con la misma dedicación de otras épocas, -Para cuando termine la guerra... —decía el abuelo—. Todo acaba algún día... —comentaba la abuela por lo bajo. Y Toshiro sentía que la paz debía de ser algo muy hermoso, porque los ojos de su madre parecían aclararse fugazmente cada vez que se referían al fin de la guerra, tal como a él se le aclaraban los suyos cuando recordaba a Naomi.
¿Y Naomi?
El primero de agosto se despertó inquieta; acababa de soñar que caminaba sobre la nieve. Sola. Descalza. Ni casas ni árboles a su alrededor. Un desierto helado y ella atravesándolo.
Tatami: estera que se coloca sobre pisos, en las casas japonesas tradicionales
Abandonó el tatami, se deslizó de puntillas entre sus dormidos hermanos y abrió la ventana de la habitación. ¡Qué alivio! Una cálida madrugada le rozó las mejillas. Ella le devolvió un suspiro.
Haiku: breve poema de diecisiete sílabas, típico de la poesía japonesa.
El dos y el tres de agosto escribió, trabajosamente, sus primeros haikus:
"Lento se apaga
El verano
Enciendo
Lámpara y sonrisas.
Pronto
Florecerán los crisantemos.
Espera,Corazón".
Después, achicó en rollitos ambos papeles y los guardó dentro de una cajita de laca en la que escondía sus pequeños tesoros de la curiosidad de sus hermanos.
El cuatro y el cinco de agosto se lo pasó ayudando a su madre y a las tías ¡Era tanta la ropa para remendar!
Sin embargo, esa tarea no le disgustaba. Naomi siempre sabía hallar el modo de convertir en un juego entretenido lo que acaso resultaba aburridísimo para otras chicas. Cuando cosía, por ejemplo, imaginaba que cada doscientas veintidós puntadas podía sujetar un deseo para que se cumpliese.
La aguja iba y venía, laboriosa. Así, quedó en el pantalón de su hermano menor el ruego de que finalizara enseguida esa espantosa guerra, y en los puños de la cmisa de su papá, el pedido de que Toshiro no la olvidara nunca...
Y los dos deseos se cumplieron.
Pero el mundo tenía sus propios planes...
Ocho de la mañana del seis de agosto en el cielo de Hiroshima.
Obi: faja que acompaña al kimono.
Kimono: vestimenta tradicional japonesa, de amplias mangas, largas hasta los pies y que se cruza por delante, sujetándose con una especie de faja llamada obi.

Naomi se ajusta el obi de su kimono y recuerda a su amigo: -¿Qué estará haciendo ahora?
"Ahora", Toshiro Pesca en la isla mientras se pregunta: -¿Qué estará haciendo Naomi?
En el mismo momento, un avión enemigo sobrevuela el cielo de Hiroshima.
En el avión, hombres blancos que pulsan botones y la bomba atómica surca por primera vez un cielo. El cielo de Hiroshima.
Un repentino resplandor ilumina extrañamente la ciudad.
En ella, una mamá amamanta a su hijo por última vez.
Dos viejos trenzan bambúes por última vez.
Verso de una popular canción infantil japonesa.
Una docena de chicos canturrea: "Donguri-Koro Koro- Donguri Ko..." por última vez.
Cientos de mujeres repiten sus gestos habituales por última vez.
Miles de hombres piensan en mañana por última vez.
Naomi sale para hacer unos mandados.
Silenciosa explota la bomba. Hierven, de repente, las aguas del río.
Y medio millón de japoneses, medio millón de seres humanos, se desintegran esa mañana. Y con ellos desaparecen edificios, árboles, calles, animales, puentes y el pasado de Hiroshima.
Ya ninguno de los sobrevivientes podrán volver a reflejarse en el mismo espejo, ni abrir nuevamente la puerta de su casa, ni retomar ningún camino querido.
Nadie será ya quien era.
Hiroshima arrasada por un hongo atómico.
Hiroshima es el sol, ese seis de agosto de 1945. Un sol estallando.
Recién en diciembre logró Toshiro averiguar donde estaba Naomi. ¡Y que aún estaba viva, Dios!
Ella y su familia, internados en el hospital ubicado en una localidad próxima a Hiroshima, como tantos otros cientos de miles que también habían sobrevivido al horror, aunque el horror estuviera ahora instalado dentro de ellos, en su misma sangre.
Y hacia ese hospital marchó Toshiro una mañana.
El invierno se insinuaba ya en el aire y el muchacho no sabía si era frío exterior o su pensamiento lo que le hacía tiritar.
Naomi se hallaba en una cama situada junto a la ventana. De cara al techo. Ya no tenía sus trenzas. Apenas una tenue pelusita oscura.
Sobre su mesa de luz, unas cuantas grullas de papel desparramadas.
-Voy a morirme, Toshiro... —susurró. No bien su amigo se paró, en silencio, al lado de su cama—. Nunca llegaré a plegar las mil grullas que me hacen falta...
Semba-Tsuru (Mil grullas): Una creencia popular japonesa, asegura que haciendo mil de esas aves –según enseña a realizarlo el origami (nombre del sistema de plegado de papel)– se logra alcanzar la larga vida y felicidad.
Mil grullas... o "Semba-Tsuru", como se dice en japonés.

Con el corazón encogido, Toshiro contó las que se hallaban dispersas sobre la mesita. Sólo veinte. Después, las juntó cuidadosamente antes de guardarlas en un bolsillo de su chaqueta.
-Te vas a curar, Naomi —le dijo entonces, pero su amiga no le oía ya: se había quedado dormida.
El muchachito salió del hospital, bebiéndose las lágrimas.
Ni la madre, ni el padre, ni los tíos de Toshiro (en cuya casa se encontraban temporariamente alojados) entendieron aquella noche el porqué de la misteriosa desaparición de casi todos los papeles que, hasta ese día, había habido allí.
Hojas de diario, pedazos de papel para envolver, viejos cuadernos y hasta algunos libros parecían haberse esfumado mágicamente. Pero ya era tarde para preguntar. Todos los mayores se durmieron, sorprendidos.
En la habitación que compartía con sus primos, Toshiro velaba entre las sombras. Esperó hasta que tuvo la certeza de que nadie más que él continuaba despierto. Entonces, se incorporó con sigilo y abrió el armario donde se solían acomodar las mantas.
Mordiéndose la punta de la lengua, extrajo la pila de papeles que había recolectado en secreto y volvió a su lecho.
La tijera la llevaba oculta entre sus ropas.
Y así, en el silencio y la oscuridad de aquellas horas, Toshiro recortó primero novecientos ochenta cuadraditos y luego los plegó, uno por uno hasta completar las mil grullas que ansiaba Naomi, tras sumarles las que ella misma había hecho. Ya amanecía, el muchacho se encontraba pasando hilos a través de las siluetas de papel. Separó en grupos de diez las frágiles grullas del milagro y las aprestó para que imitaran el vuelo, suspendidas como estaban de un leve hilo de coser, una encima de la otra., atándola por sus cuatro puntas después de colocar el contenido
Con los dedos paspados y el corazón temblando, Toshiro colocó las cien tiras dentro de su furoshiki y partió rumbo al hospital antes de que su familia se despertara. Por esa única vez, tomó sin pedir permiso la

 de sus primos.
No había tiempo que perder. Imposible recorrer a pie, como el día anterior, los kilómetros que lo separaban del hospital. La vida de Naomi dependía de esas grullas.
-Prohibidas las visitas a esta hora —le dijo una enfermera, impidiéndole el acceso a la enorme sala en uno de cuyos extremos estaba la cama de su querida amiga.
Toshiro insistió: -Sólo quiero colgar estas grullas sobre su lecho, Por favor...
Ningún gesto denunció la emoción de la enfermera cuando el chico le mostró las avecitas de papel. Con la misma aparentemente impasililidad con que momentos antes le había cerrado el paso, se hizo a un lado y le permitió que entrara: -Pero cinco minutos, ¿eh?
Naomi dormía.
Tratando de no hacer el mínimo ruidito, Toshiro puso una silla sobre la mesa de luz y luego se subió.
Tuvo que estirarse a más no poder para alcanzar el cielorraso. Pero lo alcanzó. Y en un rato estaban las mil grullas pendiendo del techo; los cien hilos entrelazados, firmemente sujetos con alfileres.
Fue al bajarse de su improvisada escalera cuando advirtió que Naomi lo estaba observando. Tenía la cabecita echada hacia un lado y una sonrisa en los ojos.
Tosi-can: diminutivo de Toshiro
-Son hermosas, Tosí-can... Gracias...
-Hay un millar. Son tuyas, Naomi. Tuyas —y el muchacho abandonó la sala sin darse vuelta.
En la luminosidad del mediodía que ahora ocupaba todo el recinto, mil grullas empezaron a balancearse impulsadas por el viento que la enfermera también dejó colar, al entreabrir por unos instantes la ventana.
Los ojos de Naomi seguían sonriendo.
La niña murió al día siguiente. Un ángel a la intemperie frente a la impiedad de los adultos. ¿Cómo podían mil frágiles avecitas de papel vencer el horror instalado en su sangre?
Febrero de 1976.
Toshiro Ueda cumplió cuarenta y dos años y vive en Inglaterra. Se casó, tiene tres hijos y es gerente de sucursal de un banco establecido en Londres.
Serio y poco comunicativo como es, ninguno de sus empleados se atreve a preguntarle por qué, entre el aluvión de papeles con importantes informes y mensajes telegráficos que habitualmente se juntan sobre su escritorio, siempre se encuentran algunas grullas de origami dispersas al azar.
Grullas seguramente hechas por él, pero en algún momento en que nadie consigue sorprenderlo.
Grullas desplegando alas en las que se descubren las cifras de las máquina de calcular.
Grullas surgidas de servilletas con impresos de los más sofisticados restaurantes...
Grullas y más grullas. Y los empleados comentan, divertidos, que el gerente debe de creer en aquella superstición japonesa.
-Algún día completará las mil... —cuchicheaban entre risas— ¿Se animará entonces a colgarlas sobre su escritorio?
Ninguno sospechaba, siquiera, la entrañable relación que esas grullas tienen con la perdida Hiroshima de su niñez. Con su perdido amor primero.

28 mar 2013


El polaco y karina- Como yo te quiero

Hablan murmuran de mí, dicen que debo dejarte, por que es inútil seguir,  si nunca podré cambiarte.
Deja que hablen de los dos siguiendóles la corriente, no necesita este amor, la aprobación de la gente.

Tu y yo, sólo culpables de este amor, los demás simples testigos de ocasión, ellos no saben lo que expresan en el silencio nuestras miradas, piel con piel, y nuestros besos,
y no comprenden como yo te Quiero.


temón. Karina careta.

24 mar 2013

Vas sintiendo el sabor, vas perdiendo el control (y el color), llevando la emoción hasta el final. Me olvido de tu piel, voy cayendo en tu red, ¿qué más podés hacer? sólo aguantar.
Sentís que no hay calor, sentís que no sos vos, y el frío del sudor al resbalar y andar. Sumamos otro error a la resignación, veneno de un cagón, todo por no parar.

22 mar 2013

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.

Escribir, por ejemplo: «La noche está estrellada,
y tiritan, azules, los astros, a lo lejos.»

El viento de la noche gira en el cielo y canta.

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Yo la quise, y a veces ella también me quiso.

En las noches como ésta la tuve entre mis brazos.
La besé tantas veces bajo el cielo infinito.

Ella me quiso, a veces yo también la quería.
Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos.

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido.

Oír la noche inmensa, más inmensa sin ella.
Y el verso cae al alma como al pasto el rocío.

Qué importa que mi amor no pudiera guardarla.
La noche está estrellada y ella no está conmigo.

Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos.
Mi alma no se contenta con haberla perdido.

Como para acercarla mi mirada la busca.
Mi corazón la busca, y ella no está conmigo.

La misma noche que hace blanquear los mismos árboles.
Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos.

Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise.
Mi voz buscaba el viento para tocar su oído.

De otro. Será de otro. Como antes de mis besos.
Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos.

Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero.
Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido.

Porque en noches como ésta la tuve entre mis brazos,
Mi alma no se contenta con haberla perdido.

Aunque éste sea el último dolor que ella me causa,
y éstos sean los últimos versos que yo le escribo.




Que grande Pablin Neruda. Que lindo sería tener ese talento, escribir así...

18 mar 2013

16 mar 2013

Alterná buenas y malas, equivocate, acertá. Como todos.
Pero siempre jugá de frente. Nunca por atrás.

15 mar 2013



Mucho se habla y mucho se busca esa famosa paz propia, esa paz que nace del alma, más conocida como paz interior.
Muchas veces nos quejamos de las circunstancias externas, de los problemas que nos rodean, y afirmamos que es por ellos que  no conseguimos esa ansiada paz. No nos comamos el tocuen.
Podés tener mil quilombos, podés estar atravesando una situación difícil, muy jodida. Pero si vos estás contento con tu manera de actuar, si vos estas conforme con tu comportamiento, no tengas dudas: cuando te acuestes a dormir, vas a descansar plácidamente y con la conciencia tranquila. Los problemas van a existir, siempre van a existir. Pero si vos hacés las cosas bien, podés estar tranquilo, en paz con vos mismo.
Dejemos de decir que no encontramos la tranquilidad necesaria por las cosas feas de la vida. La paz está en vos, no en la solución de los problemas. Alejate, pensá, pensá mucho. Definí como actuar. Una vez que sepas eso, llevalo a cabo a la perfección. Ahí, en ese momento, vas a estar tranquilo con vos mismo, sabiendo que hiciste todo lo que tenías que hacer. Y te aseguro que los problemas se van a ir solos, justo en ese momento.

14 mar 2013

Hoy quiero todo, mañana nada.Hhoy me limito a no perder. Me desperté pensando que estabas, y cuestioné la noche pasada de ayer. Me pregunté cuando cambiaré.
Hoy quise hablarte de cómo estaba, de mis insomnios de madrugada; me vi dejado, me vi cansado
de ver las horas pasar de largo. Me dije empiezo y no supe qué.
Si tal vez, en la noche me alejé  y en la duda te busqué. Para avanzar fue necesario arriesgar, desafiar la soledad, desanclar y navegar.
Hoy me arrepiento y mañana estallo, hoy me disuelvo en mi obsesión. Quise volar, quise hasta el cielo llegar y entre tanta estupidez sigo...
Acostumbrado a mi media cama, y a los enrosques de mi cabeza, hoy la confianza pierde su huella.  Hoy hablo mucho y mañana callo.



Un día como hoy nacía una de las mentes más grandes e increíbles de la historia de la humanidad: Albert Einstein. Albertito, una tarde de sol jugando un TEG con sus amigos nerds, afirmó:  "Si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo".
Esa frase célebre que sobrevivió al paso del tiempo, me dejó pensando. Una de las cosas que siempre me hicieron sentir orgulloso de mí, es que siempre, siempre, siempre fui fiel a lo que sentía, e hice lo que creía conveniente. Nunca me dejé llevar por los comentarios típicos como “yo en tu lugar haría esto”, o “boludo, estás haciendo cualquiera”. A lo largo de mi vida, fui siempre igual, nunca cambié. Si vi un objetivo, me trazo un camino y lo respeto a rajatabla hasta llegar a la meta.
Esta actitud me valió muchos triunfos y muchos fracasos; muchos porrazos y muchas alegrías; rachas negativas, rachas positivas; en fin, de todo un poco digamos, como al común de las personas. Aprendí a ganar y a perder, pero a diferencia de otros seres humanos, las veces que me tocó saludar a la derrota, le di la mano con la frente alta y la certeza de que hice todo lo que estaba a mi alcance, y que nunca traicioné mis convicciones.
Sin embargo, Albertito tenía algo de razón, ¿o no?. La verdad, no estoy seguro, y es por eso que estoy sentado adelante del computador, intentando aclarar las ideas y trazarme un nuevo mapa, un nuevo camino. Llegó un punto en mi vida que, si sigo haciendo lo mismo, no voy a avanzar. Y probablemente, a la larga, empiece a retroceder.
El problema radica en que “hacer lo mismo” es hacer lo que me nace, lo que me dice el corazón. Si yo tengo ganas de hacer algo, y con eso no jodo a nadie, lo hago. ¿Qué tantas vueltas?
Pero las dudas siguen. Hacer lo que me indica mi manual, mi historia, mi alma, no me permite llegar a mi meta. Me estancaron en un lugar que detesto y del cual quiero salir ya, hoy mismo. No quiero seguir en este pozo, en esta cloaca. El olor a podrido es muy fuerte, y ya me cansó, no lo tolero más.
¿Será la hora de dejar atrás los modos de comportamiento que me acompañaron estos 22 años de vida, y comenzar a emplear nuevas actitudes, que me lleven por caminos diferentes?
¿vale la pena perder un poco la esencia de lo que sos y de lo que fuiste toda tu vida por ganar un partido?
¿el fin justifica los medios?

13 mar 2013

Cuando el camino se cierre sumando alegría al final del dolor, puertas que dan a salida, sombras de resignación.
Y ahí van con el silencio que pide bancándose el pasto y la flor.
Y no vamo´ a decir que no, si esto es lo q nos tocó.

Se me termina la noche, se me viene encima el sol, y lo único que queda es el vacío de ese no. Se nos llenan los pulmones de este aire perdedor, que reclama medio triste un poco más de esa emoción, que nos brindan la alegría, los placeres y el dolor, de saber que acá no hay nadie que me banque el corazón.
Porque el único que pone huevo en la cancha soy yo, los demás son todos giles que corren tras la balón;
que no me tiran un centro y se concentran sólo en vos, que seguís ahi tan guardada sola en esa habitación.

Ya va a llegar el momento de poder meter el gol, ese que nunca metimo' y hoy no tiene una razón. Porque el único que pone huevos en la cancha soy yo, los demas son todos giles que corren tras la balón..
Nunca dormí tan poco, tal vez viva demasiado. No reconozco el punto justo donde hay que frenar. Me preguntaba lo que había dado y lo que me habían dejado, me respondieron que en la vida hay que aceptar...
 De cualquier modo que te toque está bien, de cualquier modo que te toque está mal;  mejor abrir los ojos para saber lo que te gustaría ser.
Debo haber estado dando pasos al costado, paralizado por el miedo de saber la verdad. Me imaginaba que lo que habíamos pasado había quedado pisado, pero encontramos una nueva forma de hablar.
 Es el momento que todo comienza de vuelta, mi corazón está alerta y el tuyo también. Todo este tiempo vivido me sirve de ejemplo para no volver a caer...
" El Hilo Rojo del Destino, es un hilo rojo invisible que conecta aquellos que están destinados a encontrarse a pesar del tiempo, del lugar, a pesar de las circunstancias. El hilo puede tensarse o enredarse, pero nunca podrá romperse "
Después de un tiempo, uno aprende la sutil diferencia entre sostener una mano y encadenar un alma, y uno aprende que el amor no significa acostarse y una compañía no significa seguridad, y uno empieza a aprender...
Que los besos no son contratos y los regalos no son promesas,
y uno empieza a aceptar sus derrotas con la cabeza alta y los ojos abiertos, y uno aprende a construir todos sus caminos en el hoy, porque el terreno de mañana es demasiado inseguro para planes... y los frutos tienen una forma de caerse en la mitad.
Y después de un tiempo uno aprende que si es demasiado, hasta el calor del sol quema.
Así que uno planta su propio jardín y decora su propia alma, en lugar de esperar a que alguien le traiga flores.

Y uno aprende que realmente puede aguantar,
que uno realmente es fuerte,
que uno realmente vale, y uno aprende y aprende...
y con cada día aprende.

Con el tiempo aprendés que estar con alguien porque te ofrece un buen futuro significa que tarde o temprano querrás volver a tu pasado.
Con el tiempo comprendes que sólo quien es capaz de amarte con tus defectos, sin pretender cambiarte, puede brindarte toda la felicidad que deseas.
Con el tiempo te das cuenta de que si estás al lado de esa persona sólo por acompañar tu soledad, irremediablemente acabarás deseando no volver a verla.
Con el tiempo entiendes que los verdaderos amigos son contados, y que el que no lucha por ellos, tarde o temprano se verá rodeado sólo de amistades falsas.
Con el tiempo aprendés que las palabras dichas en un momento de ira pueden seguir lastimando a quien heriste, durante toda la vida.
Con el tiempo aprendés que disculpar cualquiera lo hace, pero perdonar es sólo de almas grandes.
Con el tiempo comprendés que si has herido a un amigo duramente, muy probablemente la amistad jamás volverá a ser igual.
Con el tiempo te das cuenta que aunque seas feliz con tus amigos, algún día llorarás por aquellos que dejaste ir.
Con el tiempo te das cuenta de que cada experiencia vivida con cada persona es irrepetible.
Con el tiempo te das cuenta de que el que humilla o desprecia a un ser humano, tarde o temprano sufrirá las mismas humillaciones o desprecios multiplicadas al cuadrado.

Con el tiempo comprendes que apresurar las cosas o forzarlas a que pasen ocasionará que al final no sean como esperabas.
Con el tiempo te das cuenta de que en realidad lo mejor no era el futuro, sino el momento que estabas viviendo justo en ese instante.
Con el tiempo verás que aunque seas feliz con los que están a tu lado, añorarás terriblemente a los que ayer estaban contigo y ahora se han marchado.
Con el tiempo aprendés que intentar perdonar o pedir perdón, decir que amas, decir que extrañas, decir que necesitas, ante una tumba, ya no tiene ningún sentido.

Pero desafortunadamente, sólo con el tiempo..

11 mar 2013

"Se trata de la victoria de cada día, de superar el dolor al no rendirte en la dificultad, de la victoria que hacés cada segundo que retomás fuerzas y decides continuar. GRABATE EN LA CABEZA:VAS A CAER UNA Y OTRA VEZ, PERO TENÉS QUE SEGUIR, TENÉS QUE LEVANTARTE, SACATE LAS CADENAS, SALÍ DE ESA CUEVA."  Sé lo que soy. No voy a permitirme terminar donde empecé.

9 mar 2013

Es probable y sin excusas, ya no hago excepciones.
Todos somos culpables alguna vez,  ¿y qué vamos a hacer?
¿A dónde vas a ir esta vez? Tantas promesas que se han ido, 

cuantas maneras de decirlo, cuantas historias sin su final.
Tantos caminos y yo sigo.
Y si ya nada a tu alcance puede sacarte de esta cárcel,
Libre es tu pensamiento, libre es tu sentimiento.

8 mar 2013



Plac plac plac. El ruido de los botines que se golpean contra el árbol…aquel mismo árbol que hace 15 años.
Las medias, dobladas y sobre el calzado. A su lado, las vendas, ya enrolladas y con la cinta de papel reposando junto a ellas. El pantalón corto y las canilleras, acompañan a las calzas y la camiseta, que descansan sobre la cama.
Recién hoy descubrí cuanto extrañaba este ritual que llevo a cabo desde los 3 años. Cuanta falta me hacía, cuanto lo necesitaba.
Recuerdo que en junio del año pasado, dije ``tengo que volver a jugar´´. Me lo propuse, me mentalicé, me esforcé, y acá estoy. Llegó el momento que tanto esperé: el debut. Faltan horas nada más para que vuelva a pisar una cancha, como aquellas que tan felices me hicieron en mi infancia y adolescencia.
Ojalá salga todo bien, ganemos, y arranquemos el año de la mejor manera.
Primer objetivo del año, cumplido. Muy, muy feliz por eso.