Lo de anoche fue algo así como... no sé..comerte un cuarto de helado en el medio de una pretemporada.
Vos sabés bien que al otro día vas a ir al club, te vas a pesar, y la balanza va a indicar que estás más gordo. Entonces, vas a tener problemas con el preparador físico, con el director técnico, y hasta podés sentir que le fallaste a tus compañeros. Pero disfrutaste tanto de ese cuartito de helado, que el resto pierde importancia. No te arrepentís, y lo peor es que volverías a hacerlo.
Entonces, o dejás de entrenar y te comes un heladito todo los días, corriendo el riesgo de terminar todo gordo, o decís "basta" y entrenás todas las mañanas sin darte ni un gustito gastronómico.
Ya no sé, creo que nunca me pasó algo así, de sentirme tan perdido y no saber para donde arrancar. Todos los caminos son jodidos, ninguno me termina de cerrar.
Frase hecha y cursi, pero cierta: "cuando no sabés que hacer, escuchá a tu corazón". Habrá que escucharlo, y hacerle caso.
No hay comentarios:
Publicar un comentario