El empedrado está tapado, pero allí está. La primavera en aquel barrio, se llama soledad, se llama gritos de ternura
pidiendo para entrar; y en el apuro está lloviendo
ya no se apretarán
mis lágrimas en tus bolsillos.
Un día nos encontraremos
en otro carnaval, tendremos suerte si aprendemos
que no hay ningún rincón, que no hay ningún atracadero
que pueda disolver
en su escondite lo que fuimos.
el tiempo está después.
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