Hacé este ejercicio conmigo: cerrá los ojos, intentá liberar
a tu mente de todo pensamiento, y de todos los sentimientos que te suelen
invadir. Ahora, con los ojos cerrados, date vuelta, e imaginá que ves un camino
largo, muy largo. Esa es tu vida. ¿Estás conforme con lo que ves?
Yo no.
Sería extremista y exagerado si digo ``nooo, que disconforme
estoy. Yo no quiero esto para nada´´. Tampoco es tan así. Pero es cierto que no
estoy feliz con lo hecho hasta ahora.
Miro para atrás y encuentro gente que ya no está, gente que
extraño y que necesito. Veo aciertos, errores. Pero sobretodo, veo mucho
esfuerzo, y eso es lo único que me reconforta.
Mi camino no es como lo sueño. Pero tengo la tranquilidad
que, desde que tengo memoria, siempre dejé todo lo que tenía en cada acción, en
cada historia, en cada día. Encuentro miles de errores que, aún hoy, los sigo
cometiendo: hay cosas que nunca cambian. Pero me prometo a mi mismo dar el
máximo, lo mejor de mí, el fuego sagrado. Dar todo, todos los putos días que
vengan.
Y podré equivocarme, podré hacer algunas cosas para el orto.
Podré tener mil defectos, y podrás decirme mil cosas. Pero siempre trato de dar
lo mejor de mi.
Y que se vaya todo a la concha de su madre, yo vi a muchos hacerse los giles, borrarse. Borrarse en las malas de verdad, cuando los necesité, cuando les dije: y, más o menos, con un par de quilombos ando. No me vengan ahora con amistad, amor, compañerismo. En las malas, estás solo. Solo de verdad. En las buenas festejamos todos juntos igual, no?.
Voy a poder solo. Sin la ayuda de nadie. Y voy a festejar solo.
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