Hace siete días no me equivoqué: era el principio del fin. ¿Ahora
me estaré equivocando?
Como cambian las cosas en muy poco tiempo, en muy pocos
días. ¿Quién sabe que me deparará esta semana? Ojalá sean siete grandes días,
llenos de alegría. Y sino, bueno. Acá sigo, mirándome las zapatillas, guardando
silencio hasta el momento oportuno (o hasta el momento en el cual estalle).
Mientras tanto, entrenar, seguir entrenando. Prepararme para cuando el DT decida ponerme de titular, por mérito propio o por amiguismo. Voy a ser un hueso duro de roer, y no me van a quebrar tan fácilmente. Voy a estar listo, voy a demostrar lo que valgo, y el error que se cometió.
Mientras tanto, entrenar, seguir entrenando. Prepararme para cuando el DT decida ponerme de titular, por mérito propio o por amiguismo. Voy a ser un hueso duro de roer, y no me van a quebrar tan fácilmente. Voy a estar listo, voy a demostrar lo que valgo, y el error que se cometió.
Acá sigo, practicando, perfeccionándome, aprendiendo.
Creciendo. Esperando.
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