Hace algunos meses escuché al "profe" Córdoba (santo que claramente no es de mi devoción) decir que "la motivación es algo personal, que surge en cada uno de diferentes maneras, pero que siempre surge de uno mismo".
¿Pero qué pasa si últimamente nada te motiva? ¿Qué pasa si no encontrás ningún motivo lo suficientemente real como para sonreírle al mundo, y dejar que él te llene de luz?
Como siempre, las teorías están confeccionadas para las personas que tienen la dicha de vivir plenamente todo el tiempo. Bueno, no se si seré yo el raro o que, pero yo no vivo feliz todo el tiempo. Estas teorías petes no me sirven.
"Arte es crear", me dijo una de esas filósofas modernas que tienen el don de tener la razón muchas más veces que vos. Y yo prefiero crear mis propios paradigmas de vida, mis propias formas. Mis propias conceptos de búsqueda de felicidad. A veces es lindo tener una voz dulce que te aconseje que hacer, que camino seguir, que sendero tomar. Pero la verdad, soy de los que prefieren elegir usando mi subjetividad, y ganar o perder con mis herramientas.
Entonces, vuelvo al punto de partida. ¿Qué pasa cuando ya nada te motiva? ¿Qué pasa si no ves colores, si ves sólo grises?.Ese es el garrón, no ver los colores. Saber que están, perceptirlos, pero no tener la capacidad de vislumbrarlos.
Si ya no te divierte entrenar, salir, comer, jugar, soñar, estás mal. Si solamente pensás en dormir, estás peor. Pero te la regalo si tu motivación, está en una sonrisa que no es tuya. En ese terreno no quiero volver a meterme. Sinceramente, da miedo. Asusta.
Nada mejor que leerse a uno mismo para encontrar en uno mismo las soluciones a los problemas de uno mismo. Que frase egocéntrica, mucho de uno mismo. Pero eso es bueno también. Tener la sabiduría de no molestar, de no pedir ayuda salvo que sea de vida o muerte. El que mucho pide, a la larga poco recibe. Estoy seguro de eso, es una frase de mi autoría.
Otra vez perdí el hilo. Retomo. Miedo, susto, preocupación. Todos conceptos diferentes, pero con características símiles: no te dejan vivir plenamente. No te permiten caminar por la vereda que más te guste, por la calle que más te atrape. Te convertís en un rehén de tus sentimientos, estás preso.
Preso vos, presos ellos. Los atás, no los querés dejar florecer. Te oprimís, cerrás los ojos fuertes y decís "ya pasa ya pasa, ya pasó, listo". Y si, seguramente por hoy pasó. Pero, ¿y si mañana vuelve? ¿ y si pasado vuelve más fuerte? y si esa sonrisa deja de ser una motivación para convertirse en una razón?. No, no querés. No podés.
Superalo. Nadie controló toda una vida su sentir, vos tampoco lo vas a lograr. Lo mejor, lo lógico, sería dejarse ser, sentirse liviano por un segundo e imaginarse una fuerte brisa, de esas que se levantan tipo 8 de la noche un día nublado, y dejarse llevar, dejar que el viento te embriague y recorra tu cuerpo, mientras vos con los ojos cerrados solamente podés pensar en lo lindo que es este viaje, y que no importa a donde te lleve, no importa si termina cayendo por un precipicio, por que el solo hecho de viajar, ya valió la pena. Ya valió la vida.
Superalo. Vos no sos así. Superalo. Nunca lo vas a ser.

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