1 ago 2011

Donde manda marinero

El garrón de no tener una libertad plena, de no controlar tus actos, de no poder ser vos mismo.
O mejor dicho: el garron de que, tu nuevo yo, sea muy diferente al de hace unos meses, y a pesar de que no te guste (y hasta llegués a detestarlo) él domine la escena, él sea el actor principal,  y vos te hayás convertido en un actor de reparto, secundario, intrascendente.
Siempre fuiste el capitán de este barco, que a veces logró llegar a buen puerto, mientras que otras naufragó mal. A veces ganaste, otras perdiste. Pero siempre YO gané y YO perdí. Era el responsable de mis actos, 100% mios, tanto los buenos como los malos.
Hoy, toca esta realidad, esta nueva lancha. Es malísima, pero bueno papá. Ese barco ya no te pertenece, y te tuviste que mudar a un semirígido bastante medio pelo, pero que vos manejás. De a poco, tomás el control.
Y quien te dice. Capaz, un día podés volver a tu barco, o no. Tal vez, te quedés para siempre con esta lanchita. Sea la que sea, toque la que toque, habrá que seguir remando y peleando.
Que venga y me haga mal, pero que venga igual.

No hay comentarios:

Publicar un comentario